Por Fabian Muñoz
Tras el polémico primer tiempo en el que Bolívar no pudo empatar por acción del árbitro, ya en la segunda parte, La Academia salió decidida a mantener la ventaja en tierras brasileñas, presionó más arriba y generó algunas oportunidades claras de gol. Athlético Paranaense, por su parte, también buscó el empate y varias veces tuvo la chance de aumentar.
A los 66 minutos, Vitor Roque desató el delirio de su hinchada al anotar un potente derechazo que los defensores de Bolívar no pudieron contener. El gol niveló las cosas y agregó aún más dramatismo al enfrentamiento.
La tensión creció a medida que el tiempo avanzaba, con ambos equipos buscando la victoria en un partido donde cada jugada contaba. A los 87 minutos, Athlético Paranaense estuvo a punto de llevarse la victoria, pero el remate de Canobbio dio en el palo y en la espalda de Lampe, evitando por poco el gol.
En el último minuto del tiempo reglamentario, un tiro libre del conjunto brasileño paralizó a todos los corazones celestes. Sin embargo, el disparo finalmente se fue lejos y el partido se encaminó a los penales, tras los cuales se escribió uno de los episodios más épicos de la historia del fútbol boliviano.
Histórico fue el momento vivido para Beñat San José y sus dirigidos cuando el brasileño remató el último penal en el travesaño y Carlos Lampe corrió a abrazar a sus compañeros. La Academia hizo lo que tenía que hacer, jugó un partidazo en Brasil, se defendió y supo atacar, no debió sufrir tanto por el gol mal anulado a Pato Rodríguez, sin embargo el destino quería que la alegría llegara tras el sufrimiento y así fue como Bolívar, luego de convertir sus cinco penales, se clasificó a cuartos y jugará frente a otro brasileño, Internacional.
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