Primera División de Bolivia

Se hacia pasar por jugador, los grandes lujos del uruguayo buscado por la justicia

La vida lujosa que Marset ostentaba en el país boliviano mientras disimulaba como futbolista.

Por Fabian Muñoz

La vida lujosa que Marset ostentaba en el país boliviano mientras disimulaba como futbolista.

El uruguayo conocido como Sebastián Marset, se convirtió en el centro de atención después de que se descubriera que había estado fingiendo ser un jugador de fútbol profesional mientras, en realidad, se trataba de un delincuente. El escándalo dejó boquiabierta a la comunidad futbolística y puso en evidencia la vida secreta de este individuo.

 

Hace unas semanas, las autoridades llevaron a cabo un allanamiento en la casa de Marset, revelando una serie de descubrimientos sorprendentes. En el interior de la vivienda, ubicada en un lugar lujoso y amplio, se encontraron vehículos de alta gama, sustancias ilegales, chalecos antibalas, documentos falsificados y hasta animales exóticos. Este aterrador hallazgo arrojó luz sobre la verdadera identidad del uruguayo y la vida clandestina que había estado llevando.

Resulta que Marset había ingresado a Bolivia en septiembre del año pasado y había estado jugando al fútbol con una identidad falsa. Aparentemente, se presentaba como un jugador de nombre Luis Amorim, utilizando documentación de la Confederación Brasileña de Fútbol. Formaba parte del plantel de Los Leones El Torno, un equipo que participa en el campeonato de la Asociación Cruceña de Fútbol.

El caso de Marset se ha convertido en una historia de sorpresa y asombro, dejando a muchos preguntándose cómo pudo mantener esta fachada durante tanto tiempo. Su doble vida como falso futbolista y delincuente ha desatado una ola de especulaciones y ha capturado la atención de la opinión pública. 

 

Así era la lujosa vida del uruguayo infiltrado

La doble vida de Marset no se limitaba a las canchas. Su casa era una propiedad de dos plantas con piscina y rodeada de plantas tropicales, lo generó más interrogantes. El inmueble, que contaba con ingresos por dos calles, también estaba equipado con un sofisticado sistema de monitoreo de cámaras de seguridad, arrojando aún más sombras sobre sus actividades.

 


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