Quisieron sacar a Bolívar de la Copa y otra vez le llega el karma a Arturo Vidal

Una jugada reciente en el Brasileirao recordó la noche épica de Bolívar en la Copa Libertadores cuando se enfrentó a Athlético Paranaense buscando el pasaje que lo depositara en cuartos de final. En aquella oportunidad, La Academia perdió 2 a 0, pero la justicia llegó en la tanda de penales, la cual fue testigo de cómo el equipo boliviano venció al brasileño y avanzó de instancia haciendo historia. 

Cuando todo parecía complicarse para Bolívar en aquella jornada, un destello de esperanza iluminó el horizonte. El argentino Pato Rodríguez se convertía en el protagonista de un momento crucial, anotando un gol que habría significado el empate parcial para La Academia. En ese instante, las pulsaciones se aceleraron y la euforia invadió las gradas y los corazones de los seguidores.

Sin embargo, el destino jugó una partida cruel en forma de fallo arbitral. Un supuesto contacto de Ronnie Fernández con Thiago Heleno fue interpretado como falta, anulando el merecido tanto que habría evitado llevar las cosas a los penales. Aunque el VAR intervino, la decisión del árbitro dejó a todos estupefactos. La justicia parecía estar siendo socavada en ese momento, pero el fútbol tiene formas misteriosas de equilibrar la balanza.

El destino tenía dos sorpresas reservadas para Bolívar. El paso a cuartos de final fue una de ellas y la otra llegaría varias semanas después con el chileno Arturo Vidal como protagonista.

Nuevamente el karma le golpea la puerta a Arturo Vidal

En el último partido de Arturo Vidal con Athlético Paranaense por el Brasileirao, el volante chileno anotó un espectacular golazo que parecía sellar la victoria para su equipo. El balón se clavó en el ángulo con precisión quirúrgica, un tanto que significaba el primero del Rey en su nuevo equipo. Sin embargo, la historia se repitió de manera sorprendente. El árbitro anuló el gol debido a una supuesta mano. La celebración efímera se desvaneció y el destino volvió a poner de manifiesto su capacidad para sorprender y, ¿por qué no? equilibrar las cosas en el universo.